La verdad sobre la hiperplasia prostática
La hiperplasia prostática es una afección por la que acuden muchos hombres a las consultas. Cuando el hombre nace, la glándula de la próstata es pequeña, sin embargo, cuando los niveles de testosterona aumentan durante la etapa de la pubertad, la próstata crece rápidamente llegando al doble de su tamaño cuando se cumplen los 20 años. Sin embargo y a pesar de todo esto, el crecimiento se vuelve un proceso lento durante las décadas siguientes y lo común es que la próstata no cause problemas durante varios años.
Ahora bien, la hiperplasia benigna de la próstata (HBP) consiste en el agrandamiento no canceroso de la glándula masculina que va aumentando con el transcurso de los años. Esta información quizás la desconocías, pero al menos 10% de los hombres de 30 años de edad presenta agrandamiento de la próstata. A los 40, se vuelve a experimentar otro proceso de crecimiento que se combina con lo que afirman otros estudios que indican a los 60 años la mitad de los hombres presenta otro agrandamiento de la glándula llegando a la etapa final de los 90 años, que es cuando a todos los hombres le crece la próstata.
Con el paso de los años y a medida que la próstata va aumentando de tamaño, el flujo de orina en la uretra se va obstruyendo, lo que incrementa la función de la vejiga para eliminar la orina. Este inconveniente se agrava con el tiempo y ocasiona que la vejiga no sea capaz de liberar toda la orina.
Causas de la hiperplasia
La realidad es que la causa exacta de la HBP o la hiperplasia prostática benigna no está clara. A pesar de que las investigaciones se encuentran en curso, las causas específicas de la hiperplasia en la próstata aún no se han revelado o se desconocen. Sin embargo, una gran cantidad de estudios indican que pueden ser el resultado de cambios hormonales que se originan debido al proceso natural de envejecimiento del hombre.
Otras teorías contemplan que, cuando los hombres envejecen, la cantidad de testosterona que se encuentra en la sangre empieza a disminuir con celeridad y se da paso a una mayor cantidad de estrógeno en el flujo sanguíneo. Esta mayor concentración de estrógenos puede estar relacionada con el crecimiento de las células en la glándula prostática. Otra variación hormonal posible puede implicar la dihidrotestosterona (DHT) –un subproducto de la testosterona; si los niveles de DHT se acumulan en la próstata, puede ocurrir que se dé un crecimiento excesivo del área.
Sin embargo, y a pesar de toda esta información que muchos estudiosos han recopilado y siguen acumulando, estas son solamente teorías y hasta el día de hoy, el único factor de riesgo verdaderamente identificable para el desarrollo de la HBP es el envejecimiento del hombre. La hiperplasia prostática no es más que la afección más recurrente entre los hombres que envejecen, especialmente aquellos que son mayores de 55 años de edad.
¿Cómo se diagnostica y se evalúa la HBP?
Al igual que con la prostatitis, uno de los factores más importantes cuando se sufre de esta y cualquier otro tipo de afección es la realización temprana de un diagnóstico, pues cuando la HPB no es tratada a tiempo, infecciones en el tracto urinario, daños en la vejiga o los riñones y piedras en la vejiga e incontinencia son aspectos que pueden comenzar a aparecer y a agravar la situación. Además, es importante que se distinga entre la HPB y otro tipo de enfermedades de mayor gravedad como por ejemplo el cáncer de próstata.
Debes saber que las pruebas que se le realizan a los pacientes pueden variar, sin embargo, las más comunes son las siguientes:
1)- Realización de un estudio de flujo urinario: durante este proceso el paciente vaciará su vejiga de manera voluntaria y se procederá a medir el flujo de orina con la ayuda de un dispositivo especializado que ayuda a los médicos a detectar el flujo reducido de orina relacionado con la HPB.
2)- Responder a un cuestionario: es común que todo el proceso de diagnóstico y tratamiento se inicie con una simple lista de preguntas pues el médico especializado debe hacer especial énfasis en los síntomas que molestan o impacientan al afectado.
3)- Examen digital del recto: este proceso puede resultar muy incómodo para cualquier hombre, pues el doctor procederá a introducir un dedo enguantado en el recto para palpar la parte posterior de la glándula prostática. Gracias a este procedimiento, muchas veces pueden detectarse los cánceres en la próstata que se sienten como protuberancias.
4)- Cistoscopia: este examen consistirá en la introducción de un tubo delgado con una luz muy pequeña en su extremo a través de la abertura de la uretra del pene. Gracias a este pequeño instrumento, el médico podrá examinar el interior de la próstata, la vejiga y el canal de la uretra.
5)- Análisis de sangre para detectar antígeno prostático: los altos niveles de antígeno prostático específico en la corriente sanguínea a veces puede funcionar como un gran indicador de la presencia de cáncer en la próstata.
6)- Ultrasonido transrectal y biopsia prostática: hay dos razones por las que se lleva a cabo este examen; una de ellas es cuando se sospecha de la presencia de cáncer en la próstata, que es cuando el especialista usa una sonda de ultrasonido para captar imágenes de la próstata y dirige una aguja de biopsia hasta la glándula masculina para la extracción de algunos pedazos de tejido para analizar. El segundo caso es cuando el médico solo quiere saber el tamaño exacto de la próstata para proceder a organizar una cirugía de la glándula para HPB; de ser este el caso solo se tomarán imágenes de ultrasonido y no se usará ninguna aguja.
Imágenes por resonancia magnética: este tipo de procedimiento proporciona imágenes de la próstata en las que se puede apreciar con mucho detalle el contraste de los tejidos blandos.
Ultrasonido transabdominal: este examen se realiza para poder medir el tamaño de la próstata y la cantidad de orina que alberga la vejiga luego de ir al baño.
Síntomas de la hiperplasia prostática
El crecimiento de la glándula prostática suele ocasionar una serie de síntomas obstructivos como la disminución de la fuerza y el adelgazamiento del calibre del chorro al momento de orinar. Asimismo, síntomas como dolor al orinar, frecuencia urinaria o urgencias para ir al baño son muy constantes.
El aumento de tamaño de la próstata puede hacer que orinar se convierta en una tarea sumamente complicada y dolorosa, sin embargo, no todos los hombres que tienen agrandamiento prostático experimenten los mismos sufrimientos. A veces, los síntomas pueden ser muy débiles o leves debido a que el músculo de la vejiga está capacitado para soportar la presión ejercida por la próstata sobre la uretra.
Algunos otros síntomas son dificultad para empezar a orinar, sensación de no haber vaciado completamente la vejiga y permanencia de la dificultad aún después de haber orinado. Debes saber que esto no es todo y que lo más grave de todos estos síntomas en cuando la orina que se encuentra depositada en la vejiga causa irritación. Cuando esto ocurre algunos síntomas que aparecen son la incontinencia, necesidad nocturna de vaciar la vejiga constantemente y una sensación de urgencia para ir a orinar.
Asimismo, las verdaderas complicaciones surgen cuando la vejiga no se vacía completamente pues la orina que se alberga en la vejiga puede llegar a producir el crecimiento bacteriano, que a su vez puede originar muchas y diversas infecciones en el tracto urinario además de los cálculos urinarios que se pueden formar debido a la aglomeración de productos y restos químicos.
Tratamiento para la hiperplasia prostática
En la hiperplasia prostática, cuando ocurre el aumento de tamaño de la próstata y hay señales de una obstrucción moderada de la vía urinaria, generalmente el tratamiento que se realiza con medicamentos suele disminuir el tamaño de la próstata. Sin embargo, cuando la obstrucción es grave y el tratamiento con base en medicamentos no resulta exitoso, la cirugía empieza a ser una opción clara y totalmente posible.
Actualmente, la resección transuretral de la próstata (RTUP) es uno de los procedimientos quirúrgicos más comunes. En la RTUP el urólogo lo que hace es retirar un gran fragmento de la glándula prostática con un aparato conocido como resectoscospio que aspira el tejido y reseca la próstata y se introduce a través de la uretra. Lo más usual es que se extraiga el interior de la próstata y se deje apenas una parte exterior. Este tipo de cirugía se lleva a cabo con anestesia regional o general y puede durar 90 minutos aproximadamente.
Técnicas como el uso de láser, cauterización y microondas también resultan viables para el tratamiento de la hiperplasia; sin embargo, todo dependerá de la gravedad de cada caso y de la experiencia y decisión del urólogo especialista.
Si tienes o experimentas alguno de los síntomas de la hiperplasia prostática aquí expuestos, no dejes de acudir a la consulta con tu médico. Puede ser importante para tu salud sexual y personal.
¡Salud Y Buena Vida! 🍀